Su triunfo en Malasia, sus inversiones empresariales, su relación de pareja y sus últimas declaraciones dejan claro que Álex Márquez ya no es el «hermano de…»

Álex Márquez ha vuelto a demostrar que su victoria en el Gran Premio de Malasia, dentro del Mundial de MotoGP, fue una de las más importantes de su carrera. Con un pilotaje impecable y una regularidad que ha sorprendido incluso a sus rivales, el catalán ha cerrado la temporada con fuerza y se ha consolidado como subcampeón del mundo, solo por detrás de Jorge Martín. Su triunfo en Sepang no solo le coloca entre los mejores del campeonato, sino que simboliza un cambio de etapa: Álex Márquez ya no es solo «el hermano de Marc», sino un piloto con identidad y carrera propia.
Durante años, su apellido fue su mayor impulso y también su mayor carga. Ser el hermano menor de Marc Márquez, ocho veces campeón del mundo, le obligó a convivir con comparaciones constantes y expectativas altísimas. Sin embargo, con paciencia y trabajo, Álex ha ido construyendo su camino. Su evolución ha sido progresiva, sin grandes gestos ni polémicas, pero con resultados que hablan por sí solos. En Malasia firmó una carrera impecable y a sus 29 años, se encuentra en su mejor momento deportivo y personal.
Y eso se nota también fuera de los circuitos. Álex Márquez ha sabido aprovechar su popularidad y su experiencia en el mundo del motor para abrir nuevas vías profesionales. En los últimos años se ha convertido en un empresario cada vez más activo. Uno de sus proyectos más destacados es su participación como inversor en la empresa española Momoven, una plataforma de alquiler de motocicletas premium que ha crecido con fuerza en los últimos tiempos.

La marca conecta a propietarios y usuarios de motos en toda España. Además, ha diversificado sus inversiones en otros ámbitos, especialmente en iniciativas relacionadas con la tecnología y el deporte invirtiendo en agrupaciones de interés económico como ‘To Be Wakai’ o ‘This is real’, y además es consejero de Vertical Management SL, la agencia de representación en la rama de los deportistas que pusieron en marcha en 2022 su hermano Marc y su amigo Jaime Recasens.
En paralelo, su vida personal atraviesa también un momento muy bueno. Desde hace algo más de un año mantiene una relación con Gabriela Guzmán, una joven madrileña que trabaja en el ámbito del marketing deportivo. Discreta y alejada del foco mediático, Gabriela ha acompañado al piloto en varias citas del Mundial, aunque ambos han optado por mantener su relación lejos de los titulares.
En redes sociales se dejan ver de manera ocasional, siempre con naturalidad y sin artificios. Amigos cercanos del piloto aseguran que esta estabilidad sentimental ha tenido un efecto muy positivo en él, aportándole equilibrio y tranquilidad. «Álex está en una etapa muy buena, con la cabeza en su sitio y disfrutando de lo que hace», dicen quienes le rodean.

El cambio de actitud también se percibe en su discurso. En las entrevistas, el piloto se muestra más reflexivo, incluso autocrítico. «Si sabes ser autocrítico, puedes darle la vuelta a los momentos difíciles», ha dicho en más de una ocasión. Esa frase resume bien su trayectoria: un camino sin atajos, en el que ha tenido que aprender a levantarse tras las caídas, literal y figuradamente. Tras algunas temporadas complicadas y el reto de encontrar su sitio en MotoGP, Álex Márquez ha conseguido consolidarse con esfuerzo y constancia. Hoy se le percibe más seguro de sí mismo, menos presionado por las comparaciones y con una visión más completa del deporte.
Y más allá de las carreras, Álex Márquez es consciente de su papel como figura pública. Participa en campañas de concienciación sobre seguridad vial y en proyectos benéficos relacionados con el deporte. A menudo visita escuelas y academias de motociclismo, donde comparte su experiencia con los jóvenes pilotos. En esas apariciones, insiste en la importancia del trabajo diario, de la disciplina y de no rendirse ante las comparaciones. Su mensaje es el de alguien que sabe lo que significa vivir a la sombra de un gigante, pero que también ha aprendido a encontrar su propia luz.
El reciente triunfo en Malasia parece confirmar que esa luz brilla más fuerte que nunca. Al cruzar la meta, el gesto de Álex fue contenido, pero sus palabras lo dijeron todo. «Esto es fruto del trabajo y de creer en uno mismo», afirmó. Con esa victoria ha logrado algo más que un trofeo: ha conquistado la independencia respecto a su hermano y ha ganado el reconocimiento del público y del ‘paddock’ como un piloto completo, competitivo y con futuro. Hoy, Álex Márquez es mucho más que el «hermano de Marc».